La práctica regular de una actividad física es beneficiosa para nuestro cuerpo, si no hacemos excesos.

En verano, cuando hace calor, la circulación venosa de las piernas se hace más difícil. Estas venas se tienen que adaptar para combatirla y poder seguir cumpliendo su función. De hecho, el reto que la sangre siga el camino ascendente hacia el corazón, en esta época del año, es doble. Aparte de luchar contra la gravedad –porque la sangre de las piernas tiene que ir desde bajo hacia arriba – se añade el agravante del calor, que hace que este regreso sea todavía más difícil. Con el calor las venas se dilatan y la columna de sangre se hace más voluminosa y esto dificulta el regreso, porque aumenta la presión de la columna de sangre.

La tendencia es, pues, que la sangre quede estancada a la parte baja de las piernas tendiendo a provocar dilataciones de las venas y con ellas la aparición de venas más pequeñas donde va a parar la sangre que no puede contener y transportar la vena más grande. Por lo tanto, es más frecuente que en verano aparezcan nuevas varices, venas varicosas o arañas vasculares.

Podríamos decir que las arañas vasculares son las venas pequeñas que se visualizan a escala superficial, a la piel, y son de color rosado vinoso y provienen de estas venas algo más grandes y más profundas –a pesar de que no dejan de ser superficiales. Para explicarlo con otras palabras, podríamos compararlas con las raíces o las ramas de un árbol.

En las piernas tenemos un doble circuito venoso principal, interno y externo, que está formado por venas profundas y superficiales; nosotros ahora hablamos de estas superficiales de las que salen de venas más pequeñas y de estas, otras más pequeñas.

La dilatación de las venas superficiales más grandes las conocemos como varices. A medida que se van bifurcando y empequeñeciendo van cambiando de nombre, hasta llegar a las más pequeñas que, cómo hemos dicho, se denominan arañas vasculares.

Una parte de los problemas de las venas en verano es provocado por el calor, que suele ocasionar abultamiento y pesadez, también calambres y, por qué no, problemas a la piel.

Cómo hemos dicho, todo esto lo provoca la dificultad del regreso venoso por la vasodilatación a que están sometidas las piernas en verano, debido a las elevadas temperaturas. Lo puede empeorar el sedentarismo, la obesidad y el embarazo, entre otros. El factor edad siempre está presente.

En verano, debemos tener especial cuidado de las piernas y consultar al médico especialista en enfermedades venosas. Las preguntas que nos hará –relacionadas con problemas circulatorios específicos–, la exploración física que incluye la observación de las piernas y el tacto y, por supuesto, las exploraciones complementarias, incluyendo una exploración de ecodoppler– guiarán hacia el mejor tratamiento específico. Y porque no hay dos personas que sean iguales, tampoco lo serán los tratamientos que serán personalizados o individualizados.

Potenciar aspectos claves

Potenciar aspectos claves, como por ejemplo andar, una hidratación óptima de la piel, una compresión correcta en las piernas, si hace falta, o la prescripción de algunos fármacos de forma temporal o indefinida, son elementos básicos para conseguir mantener la salud. Nunca dejaremos de lado los buenos resultados que proporcionan las técnicas de escleroterapia en las piernas, en sus diferentes modalidades, que de forma individualizada serán prescritas y aplicadas a cada persona según cada caso.

Las técnicas de tratamiento de enfermedades de las venas han ido evolucionando con el tiempo y, hoy por hoy, son seguras y efectivas para restablecer el equilibrio del regreso venoso de las piernas, menguando y apaciguando las molestias de las piernas. La esclerosis convencional, la esclerosis eco guiada y la esclerosis con micro espuma, son ejemplos de técnicas muy útiles y eficaces para la mejora de la salud de nuestras piernas, aplicables independientemente de la época del año.

En verano, como también lo es el resto del año, es un momento importante para seguir teniendo cuidado de la salud de nuestras piernas. Por lo tanto, esta época del año es apropiada para ponerse en manos del médico especializado en esta disciplina.

 

 

Dra. Maria Antònia Bonany

Metgessa. Flebòloga.

 

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