En verano, por las elevadas temperaturas, las venas de las piernas se nos dilatan, provocando una agravación o una pérdida del equilibrio de presiones de su interior -que a veces ya es muy frágil-. Esta es una de las causas de los problemas circulatorios en las extremidades inferiores en esta época del año.

 

La dilatación de las venas en las piernas en verano

Cómo lo reconoceremos? Pues es muy sencillo. Las piernas se hinchan a medida que van pasando las horas del día. A veces también puede aparecer un líquido sobre la piel –a veces ya bastante malogrado- que es como un suero.

Este suele ser el paso previo a la aparición de más síntomas y signos cada vez más graves. A veces hay un enrojecimiento de una parte de la pierna, sobre todo la parte que está por encima del tobillo, que puede llegar al color violado, con la posible aparición de ampollas y posteriores llagas en los casos más avanzados.

 

Síntomas de molestias y problemas circulatorios en las piernas

A medida que pasa el tiempo y nos hacemos mayores, y si la enfermedad venosa crónica progresa, la forma de la pierna varía y se transforma, adoptando una forma que nos recuerda una ‘botella de cava’.

En otros casos y a veces simultáneamente, pueden aparecer molestias, el picor y el eccema son ejemplos; a veces salen pequeños puntos rojos que se asemejan a las picaduras de los mosquitos o a la aparición de una reacción urticariforme.

Estas lesiones en la piel acaban provocando una hiperpigmentación –el color de la piel se oscurece mucho-. Otras veces las complicaciones se presentan en forma de varicoflebilitis y/o varicorragia -que es cuando sangran algunas venas que se han hecho muy superficiales y débiles, situación que puede llegar a ser muy grave-. A veces hay rampas, que suelen tener un predominio nocturno.

La pesadez puede ser uno de los síntomas que nos hará pensar en la aparición de un problema venoso en las piernas. Si hablamos de las etapas más iniciales de este proceso, es frecuente, y sobre todo en verano, que aparezcan arañas vasculares, venas reticulares y varices. Otras posibles manifestaciones son la alteración de la sensibilidad en las piernas, el picor y la sensación de hormigueo.

 

¿Cómo podemos combatir todos éstos signos y síntomas?

Afortunadamente, tenemos un arsenal muy amplio para utilizar. Empezamos hablando de los estilos de vida saludables y otras medidas como andar, evitar el sobrepeso y la obesidad y el estreñimiento.

Evitar estar derechos y, si debemos estarlo, hacer movimientos de la articulación del tobillo tan a menudo como podamos. También nos refrescaremos, pasearemos por el borde del mar y nadaremos.

Tratamientos

El verano es la época del año en que se agradecen más los tratamientos con flebotónicos y el de media de compresión, si se puede llevar.

El escleroterapia es una gran técnica, no sólo para aliviar síntomas sino también para retardar la progresión de la enfermedad venosa crónica.

Ésta,a pesar de que no es una enfermedad única y exclusivamente de verano, tiene tendencia a empeorar en esta época del año dando muchas más molestias y complicaciones. Por eso, es importante saberlo reconocer y no restale importancia.

Ante cualquier duda tenemos que contactar con el especialista para que haga un reconocimiento y ponga un tratamiento individualizado.

 

Maria Antònia Bonany Pagès

Metgessa. Flebòloga